"Quiero comprobar hasta dónde soy capaz de penetrar la profundidad del bosque. Sé que entraña peligro. Pero quiero ver con mis propios ojos, quiero sentir en mi propia piel, qué tipo de peligro entraña,cuál es el alcance del peligro. No puedo refrenarme. Algo me impele a avanzar.
Con extremas precauciones, voy siguiendo una especie de camino. Los árboles son cada vez más imponentes, el aire se vuelve más denso y pesado. Sobre mi cabeza, las ramas estrechamente entrelazadas me impiden ver el cielo. (...) La definición de todas las cosas, envuelta
en el asfixiante olor de la vegetación, se vuelve ambigua. Lo razonable se confunde con lo irrazonable. (...) El camino es incierto, a mi alrededor los troncos de los árboles se superponen unos a otros hasta formar una muralla intrincada y negra. Junto a mis oidos resuena con una fuerza inusitada el eco de mi respiración".
H. Murakami. "Kafka en la Orilla".